ARYM | Tiempo Argentino: Análisis Económico de la la Yerba Mate + 4 productos clave del país

09.12.2013 | TIEMPO ARGENTINO

La trama que se esconde detrás de la pelea entre los distintos eslabones de la cadena productiva
Productores y consumidores, grandes perdedores en la trama de los precios
De acuerdo con un relevamiento que hizo Tiempo Argentino en cinco productos clave (yerba mate, leche, papa, huevos y el jean), en todos ellos puede observarse que las grandes cadenas comerciales son los principales beneficiarios.

En tiempos de áspero debate social sobre la oscilación de los precios, la atención de muchos suele concentrarse en los indicadores superficiales del fenómeno, como las etiquetas que desde el borde de la góndola determinan con frialdad la diferencia entre lo que es accesible y lo que no. Sin embargo, bajo el precio de un producto subyacen complejas tensiones de costos e intereses en función de las que previsiblemente, los actores más débiles de las distintas cadenas de valor –los productores y los consumidores– se llevan la parte más ingrata. 
Tiempo Argentino tomó cinco productos de primera necesidad como referencia (yerba mate, papas, leche, huevos y un jean), habló con referentes sectoriales y cotejó la información colectada con datos de un relevamiento propio en supermercados de distintos barrios porteños. 

LA TRAMA YERBATERA. Por ejemplo, la fijación del precio de la yerba mate es una atribución que corresponde desde 2002 al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), un foro que integran los sectores de la cadena para monitorear el mercado e impulsar el desarrollo y el consumo del producto. 
En ese marco, los miembros fijan dos veces al año un precio de tonelada que regirá por los siguientes seis meses. El 18 de septiembre, la cadena estableció para el período octubre 2013–marzo 2014 un precio de $ 3000 la tonelada de hoja verde sin procesar, lo que implica que hasta mayo del año que viene el kilo del insumo debe costar por ley, siempre, sin excepción, 3 pesos. En diálogo con Tiempo Argentino, el presidente de la ARYM, Alejandro Gruber, aclaró que para hacer un kilo de yerba mate lista para consumo se necesitan 3 kilos de hoja verde. Así, el eslabón siguiente tendrá un costo de 9 pesos para empezar a generar una unidad. La instancia posterior contiene el secado y el canchado o trituración gruesa de las hojas. Una vez canchada, la yerba ya está apta para el consumo y es un proceso que cuesta 11 pesos por kilo. El productor agrega el costo del insumo y vende el kilo a 20 pesos. 
La siguiente estación es el molino, señalado como uno de los sectores más beneficiados de la cadena. La versión de la ARYM es que a la salida de la molienda el kilo de yerba se vende al distribuidor a "entre 20 y 21 pesos". La distribución agrega al precio un 30% más, llevando el kilo a "entre 26 y 27 pesos". 
Finalmente, el comercio minorista suma "entre el 15% y el 30% en el caso de los supermercados" aunque los kioscos remarcan hasta "50% y venden el kilo entre 37 y 39 pesos", apuntó Gruber, que también es socio Milton Kraus del establecimiento yerbatero y tealero Kraus SA. Un relevamiento de Tiempo Argentino en cinco supermercados encontró el kilo de la yerba mate Nobleza Gaucha (de la empresa Molinos Río de la Plata) a $ 40 (el doble de lo que cuesta la producción) y el de Cruz de Malta a 39 pesos. En un comercio particular de la calle Medrano y Corrientes, no obstante, el kilo de la primera se vende a $ 27 y el de la segunda a $ 30, lo que habla de una desprolija variabilidad de criterio en el último eslabón de la cadena. 
"En los hechos –advirtió el titular de la ARYM– los comercios no tienen por qué aumentar hasta marzo del año que viene, sería ilegal". Antes del último acuerdo, recordó Gruber a manera de cierre, "muchos remarcaron lo que tenían en góndola cuando esa mercadería estaba atada al precio anterior". 

LOS VAIVENES DE LA PAPA. Un problema similar se observa con el precio de la papa, que en los comercios auditados se pudo ver a un promedio de $ 10 en el caso de la negra y a 12, la blanca. 
El director del sitio web Argenpapa, Sergio Constantino, contó que el cultivo está coordinado a nivel nacional para garantizar el abastecimiento a lo largo del año, por lo que "no tendría que haber vaivenes en los precios". Pero la valorización está atravesada por variables múltiples.  
Por ejemplo, este año hubo heladas en Córdoba y Tucumán que afectaron el abastecimiento desde septiembre. Como consecuencia, el precio "subió al doble de lo que valió durante el año", aseguró Costantino. Entre enero y julio los valores en el Mercado Central (MC) fueron inferiores a $ 20 por bolsa de 25 kilos, lo que ocasionó pérdidas para el productor "de entre 20 y 30 centavos" por kilo. Hoy, lejos de eso "en el MC –comparó el especialista– se cobra arriba de los $ 4" por unidad, un valor que permanecerá hasta que vuelva a tallar la producción del sudeste bonaerense. 
El costo de producción de un kilo de papas es de entre $ 1,20 y 1,50. Para conocer la renta del productor, a los $ 4 que cobra por bolsa el mercado mayorista hay que descontarles aproximadamente el 8% de comisión, más el 25% de flete y comercialización, lo que da un total de $ 2,68 por kilo. Si se toma en cuenta el precio del comercio minorista ($ 10 como barato) la diferencia con el productor es de $ 7,32 por kilo.  En el reparto concreto, el Mercado Central gana $ 1 por kilo y el fletero entre 2 y 3 pesos, con lo que la papa llega a la puerta de la verdulería a un promedio de entre 6 y 7 pesos por kilo. La ganancia del comercio minorista asciende al 30%. 
LA MALA LECHE. La distancia entre los costos de producción y los precios al público son una constante también en el mercado de la leche. El relevamiento que realizó este diario en los comercios de barrio encontró que el sachet de un litro de leche común La Serenísima cuesta entre $7,50 y 10 pesos. 
Julio Aimar, presidente de la Mesa Nacional de Lechería, informó que lo que recibe el productor tambero por cada litro es de $ 2,20 promedio; es decir, el 22% si se toma el precio más alto. Según Aimar, "el mayor costo para el productor es el alimento balanceado para los animales, entre 35 y 43%". A ese costo le sigue el de la mano de obra directa, de entre el 12 y el 15%. En menor proporción, indicó el especialista, están los gastos por sanidad (ingeniero agrónomo, veterinario, medicamentos). 
El coordinador del foro lechero agregó otros costos. El flete que lleva el producto desde el tambo hasta el depósito de las usinas lácteas es, según la distancia a recorrer y la cantidad de litros, entre otras variables, del 6%. Después viene el agregado de las fábricas, donde se realiza la homogeneización, el desgrase, la pasteurización y el envasado. Luego la distribución "que tiene un costo carísimo, y es complejo porque las empresas grandes tienen distribución propia”, apuntó Aimar. Los tambos activos en el país son 11 mil. Para el Ministerio de Agricultura, según el Senasa, son al menos 12.500. La media diaria de producción por tambo es de 2700 litros promedio. Según el presidente del Centro de Industriales Lecheros (CIL), Miguel Paulón, este año la producción va a ser este año de 11.200 millones.  

HUEVOS REVUELTOS. Las secuencias anteriores tienen sus correlatos en la cadena de valor avícola. En los comercios de Buenos Aires, la media docena de huevos blancos se consigue entre $ 6 y $ 8 pero la renta del productor está bastante lejos de eso.  La unidad de referencia es la docena, que el productor le vende al eslabón siguiente, el comercio mayorista, a $ 8 (un 50% menos del precio de góndola). El presidente de la cámara sectorial (CAPIA), Javier Prida, detalló que el costo principal es el alimento balanceado, que representa un poco más del 55%; el segundo es la mano de obra, con un 20%; el tercero es un componente impositivo del 25%. Las ganancias son desparejas en función de la procedencia del producto. 
La demanda está repartida en un 21% de las grandes cadenas de supermercados, un 19% que va a la industria panificadora y otro 60% se destina al comercio en comercios barriales. El precio al consumidor difiere según el vendedor. Para CAPIA "hay supermercados que agregan hasta el 90%" al precio de producción favorecidos por sus ventajas logísticas: "el grande le compra directamente al productor", una diferencia crucial con los actores menores que pagan un 25% más por costo de distribución. El cuanto al consumidor, tiene que pagar otro 25% que agrega el comerciante minorista: "el distribuidor le vende la docena al panadero a 10 pesos. A su vez, el panadero le vende al público a $ 12. El supermercado, en cambio, compra a 8 pesos y vende a $ 15", graficó Prida. 

LA PUJA TEXTIL. La indumentaria no escapa a esta lógica difícil de digerir. En el sector textil el proceso de valorización de la producción también es objeto de debate. Un caso paradigmático es el de los pantalones de jean, cuyo costo de producción es menor a los $ 100 pese a que en las vidrieras de los grandes centros comerciales se ofrece a un promedio de 600 pesos. Precisamente, el margen entre el costo y el precio de venta es de 550 por ciento. 
El economista Mariano Kestelboim desmenuzó las instancias del proceso. En la confección industrial, consignó, el fabricante paga $ 26 por la materia prima, $ 27 por la confección directa (que incluye corte y costura), $ 33 por la confección indirecta (lavado, bordados, revisión y empaque); $ 7 por el trabajo del confeccionista; $ 3 por gastos operativos como fletes y seguros. La suma total indica que la confección de un pantalón de primera marca le cuesta al fabricante $ 96, es decir un 15,4% del precio total. La prenda atraviesa luego el proceso denominado Desarrollo de marca, que cuesta $ 121 que se dividen en gastos de desarrollo de marca ($ 80) y ganancia de la marca de indumentaria ($ 41). Esta instancia comporta el 19,4% del precio total. 
Si se suma el costo de fabricación y costo del desarrollo de marca, el jean tomado como referencia costaría $ 217, pero acá es donde empieza la polémica, a la par de los gastos de comercialización y financieros de los vendedores minoristas. En total, esos gastos suman el 38,3%, es decir $ 238 que se dividen entre costos comerciales y de ocupación generales ($ 188) y costos financieros ($ 50). A todo eso se suman otros $ 167 en concepto de impuestos, lo que llevaría el precio final en vidriera a $ 621.  «


Pauperización
Empleados
Aunque los consumidores aparecen como una de las patas más débiles en la formación de precios, los trabajadores surgen como los perdedores por las malas condiciones laborales.