La trama que se esconde detrás de la pelea entre los distintos eslabones de la cadena productiva
Productores
y consumidores, grandes perdedores en la trama de los
precios
De
acuerdo con un relevamiento que hizo Tiempo Argentino en cinco productos clave
(yerba mate, leche, papa, huevos y el jean), en todos ellos puede observarse que
las grandes cadenas comerciales son los principales
beneficiarios.
Por:
Martín Ferreyra |
Martín Ferreyra |
En
tiempos de áspero debate social sobre la oscilación de los precios, la atención
de muchos suele concentrarse en los indicadores superficiales del fenómeno, como
las etiquetas que desde el borde de la góndola determinan con frialdad la
diferencia entre lo que es accesible y lo que no. Sin embargo, bajo el precio de
un producto subyacen complejas tensiones de costos e intereses en función de las
que previsiblemente, los actores más débiles de las distintas cadenas de valor
–los productores y los consumidores– se llevan la parte más
ingrata.
Tiempo
Argentino tomó cinco productos de primera necesidad como referencia (yerba mate,
papas, leche, huevos y un jean), habló con referentes sectoriales y cotejó la
información colectada con datos de un relevamiento propio en supermercados de
distintos barrios porteños.
LA
TRAMA YERBATERA.
Por ejemplo, la fijación del precio de la yerba mate es una atribución que
corresponde desde 2002 al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), un foro
que integran los sectores de la cadena para monitorear el mercado e impulsar el
desarrollo y el consumo del producto.
En
ese marco, los miembros fijan dos veces al año un precio de tonelada que regirá
por los siguientes seis meses. El 18 de septiembre, la cadena estableció para
el período octubre 2013–marzo 2014 un precio de $ 3000 la tonelada de hoja verde
sin procesar, lo que implica que hasta mayo del año que viene el kilo del insumo
debe costar por ley, siempre, sin excepción, 3 pesos. En diálogo con
Tiempo Argentino, el presidente de la ARYM, Alejandro Gruber, aclaró que
para hacer un kilo de yerba mate lista para consumo se necesitan 3 kilos de hoja
verde. Así, el eslabón siguiente tendrá un costo de 9 pesos para empezar a
generar una unidad. La instancia posterior contiene el secado y el canchado o
trituración gruesa de las hojas. Una vez canchada, la yerba ya está apta para el
consumo y es un proceso que cuesta 11 pesos por kilo. El productor agrega el
costo del insumo y vende el kilo a 20 pesos.
La
siguiente estación es el molino, señalado como uno de los sectores más
beneficiados de la cadena. La versión de la ARYM es que a la salida de la
molienda el kilo de yerba se vende al distribuidor a "entre 20 y 21 pesos". La
distribución agrega al precio un 30% más, llevando el kilo a "entre 26 y 27
pesos".
Finalmente,
el comercio minorista suma "entre el 15% y el 30% en el caso de los
supermercados" aunque los kioscos remarcan hasta "50% y venden el kilo entre 37
y 39 pesos", apuntó Gruber, que también es socio Milton Kraus del
establecimiento yerbatero y tealero Kraus SA. Un relevamiento de Tiempo
Argentino en cinco supermercados encontró el kilo de la yerba mate Nobleza
Gaucha (de la empresa Molinos Río de la Plata) a $ 40 (el doble de lo que cuesta
la producción) y el de Cruz de Malta a 39 pesos. En un comercio particular de la
calle Medrano y Corrientes, no obstante, el kilo de la primera se vende a $ 27 y
el de la segunda a $ 30, lo que habla de una desprolija variabilidad de criterio
en el último eslabón de la cadena.
"En
los hechos –advirtió el titular de la ARYM– los comercios no tienen por qué
aumentar hasta marzo del año que viene, sería ilegal". Antes del último acuerdo,
recordó Gruber a manera de cierre, "muchos remarcaron lo que tenían en góndola
cuando esa mercadería estaba atada al precio
anterior".
LOS
VAIVENES DE LA PAPA. Un problema similar se observa con el precio de la papa,
que en los comercios auditados se pudo ver a un promedio de $ 10 en el caso de
la negra y a 12, la blanca.
El
director del sitio web Argenpapa, Sergio Constantino, contó que el cultivo está
coordinado a nivel nacional para garantizar el abastecimiento a lo largo del
año, por lo que "no tendría que haber vaivenes en los precios". Pero la
valorización está atravesada por variables múltiples.
Por
ejemplo, este año hubo heladas en Córdoba y Tucumán que afectaron el
abastecimiento desde septiembre. Como consecuencia, el precio "subió al doble de
lo que valió durante el año", aseguró Costantino. Entre enero y julio los
valores en el Mercado Central (MC) fueron inferiores a $ 20 por bolsa de 25
kilos, lo que ocasionó pérdidas para el productor "de entre 20 y 30 centavos"
por kilo. Hoy, lejos de eso "en el MC –comparó el especialista– se cobra arriba
de los $ 4" por unidad, un valor que permanecerá hasta que vuelva a tallar la
producción del sudeste bonaerense.
El
costo de producción de un kilo de papas es de entre $ 1,20 y 1,50. Para conocer
la renta del productor, a los $ 4 que cobra por bolsa el mercado mayorista hay
que descontarles aproximadamente el 8% de comisión, más el 25% de flete y
comercialización, lo que da un total de $ 2,68 por kilo. Si se toma en cuenta el
precio del comercio minorista ($ 10 como barato) la diferencia con el productor
es de $ 7,32 por kilo. En el reparto concreto, el Mercado Central gana $ 1 por
kilo y el fletero entre 2 y 3 pesos, con lo que la papa llega a la puerta de la
verdulería a un promedio de entre 6 y 7 pesos por kilo. La ganancia del comercio
minorista asciende al 30%.
LA
MALA LECHE. La distancia entre los costos de producción y los precios al público
son una constante también en el mercado de la leche. El relevamiento que realizó
este diario en los comercios de barrio encontró que el sachet de un litro de
leche común La Serenísima cuesta entre $7,50 y 10 pesos.
Julio
Aimar, presidente de la Mesa Nacional de Lechería, informó que lo que recibe el
productor tambero por cada litro es de $ 2,20 promedio; es decir, el 22% si se
toma el precio más alto. Según Aimar, "el mayor costo para el productor es el
alimento balanceado para los animales, entre 35 y 43%". A ese costo le sigue el
de la mano de obra directa, de entre el 12 y el 15%. En menor proporción, indicó
el especialista, están los gastos por sanidad (ingeniero agrónomo, veterinario,
medicamentos).
El
coordinador del foro lechero agregó otros costos. El flete que lleva el producto
desde el tambo hasta el depósito de las usinas lácteas es, según la distancia a
recorrer y la cantidad de litros, entre otras variables, del 6%. Después viene
el agregado de las fábricas, donde se realiza la homogeneización, el desgrase,
la pasteurización y el envasado. Luego la distribución "que tiene un costo
carísimo, y es complejo porque las empresas grandes tienen distribución propia”,
apuntó Aimar. Los tambos activos en el país son 11 mil. Para el Ministerio de
Agricultura, según el Senasa, son al menos 12.500. La media diaria de producción
por tambo es de 2700 litros promedio. Según el presidente del Centro de
Industriales Lecheros (CIL), Miguel Paulón, este año la producción va a ser este
año de 11.200 millones.
HUEVOS
REVUELTOS. Las secuencias anteriores tienen sus correlatos en la cadena de valor
avícola. En los comercios de Buenos Aires, la media docena de huevos blancos se
consigue entre $ 6 y $ 8 pero la renta del productor está bastante lejos de eso.
La unidad de referencia es la docena, que el productor le vende al eslabón
siguiente, el comercio mayorista, a $ 8 (un 50% menos del precio de góndola). El
presidente de la cámara sectorial (CAPIA), Javier Prida, detalló que el costo
principal es el alimento balanceado, que representa un poco más del 55%; el
segundo es la mano de obra, con un 20%; el tercero es un componente impositivo
del 25%. Las ganancias son desparejas en función de la procedencia del
producto.
La
demanda está repartida en un 21% de las grandes cadenas de supermercados, un 19%
que va a la industria panificadora y otro 60% se destina al comercio en
comercios barriales. El precio al consumidor difiere según el vendedor. Para
CAPIA "hay supermercados que agregan hasta el 90%" al precio de producción
favorecidos por sus ventajas logísticas: "el grande le compra directamente al
productor", una diferencia crucial con los actores menores que pagan un 25% más
por costo de distribución. El cuanto al consumidor, tiene que pagar otro 25% que
agrega el comerciante minorista: "el distribuidor le vende la docena al panadero
a 10 pesos. A su vez, el panadero le vende al público a $ 12. El supermercado,
en cambio, compra a 8 pesos y vende a $ 15", graficó
Prida.
LA
PUJA TEXTIL. La indumentaria no escapa a esta lógica difícil de digerir. En el
sector textil el proceso de valorización de la producción también es objeto de
debate. Un caso paradigmático es el de los pantalones de jean, cuyo costo de
producción es menor a los $ 100 pese a que en las vidrieras de los grandes
centros comerciales se ofrece a un promedio de 600 pesos. Precisamente, el
margen entre el costo y el precio de venta es de 550 por
ciento.
El
economista Mariano Kestelboim desmenuzó las instancias del proceso. En la
confección industrial, consignó, el fabricante paga $ 26 por la materia prima, $
27 por la confección directa (que incluye corte y costura), $ 33 por la
confección indirecta (lavado, bordados, revisión y empaque); $ 7 por el trabajo
del confeccionista; $ 3 por gastos operativos como fletes y seguros. La suma
total indica que la confección de un pantalón de primera marca le cuesta al
fabricante $ 96, es decir un 15,4% del precio total. La prenda atraviesa luego
el proceso denominado Desarrollo de marca, que cuesta $ 121 que se dividen en
gastos de desarrollo de marca ($ 80) y ganancia de la marca de indumentaria ($
41). Esta instancia comporta el 19,4% del precio total.
Si
se suma el costo de fabricación y costo del desarrollo de marca, el jean tomado
como referencia costaría $ 217, pero acá es donde empieza la polémica, a la par
de los gastos de comercialización y financieros de los vendedores minoristas. En
total, esos gastos suman el 38,3%, es decir $ 238 que se dividen entre costos
comerciales y de ocupación generales ($ 188) y costos financieros ($ 50). A todo
eso se suman otros $ 167 en concepto de impuestos, lo que llevaría el precio
final en vidriera a $ 621. «
Pauperización
Empleados
Aunque
los consumidores aparecen como una de las patas más débiles en la formación de
precios, los trabajadores surgen como los perdedores por las malas condiciones
laborales.