La tierra colorada de Misiones y
el verde de Corrientes se conjugan en un recorrido que mezcla naturaleza,
gastronomía y muchas actividades más
La tierra colorada de Misiones y
el verde de Corrientes se conjugan en un recorrido que mezcla naturaleza,
gastronomía y muchas actividades más
Un circuito turístico que une las
provincias es una oportunidad única para recorrer paisajes de naturaleza
generosa y colorida, pueblos amigables y legados históricos y ancestrales, al
tiempo que se conoce el proceso de la tradicional infusión.
Se trata de un itinerario
cultural y gastronómico único en el mundo, que atraviesa campos de tierra roja
y vegetación abundante, maravillas naturales y patrimonios de la humanidad,
mitos y tradiciones de un pueblo que echa raíces sobre la base de culturas
prehispánicas, legados jesuíticos, gauchos criollos y colonos europeos.
El circuito conduce a los
viajeros a recorrer establecimientos artesanales, ecológicos e industriales, en
los que se puede conocer el proceso completo de producción, desde las extensas
plantaciones, pasando por la cosecha, el secado, la molienda y el envasado del
producto final.
El visitante podrá realizar
degustaciones de yerbas -tradicional, orgánica, sólo de hoja, entre otras-,
descubrir sus propiedades energizantes y aprender todos los aspectos de la
"ceremonia del mate", que es parte importante de la cotidianidad de
los argentinos.
La infusión se toma de distintas
maneras: la más clásica es amargo y caliente, pero hay quienes lo prefieren
dulce, saborizado con cascaritas de naranja o hierbas, y en el Litoral, donde
el calor en verano es muy intenso, se lo toma frío (esta versión del mate es
conocida como "tereré").
Recostado sobre la principal ruta
alimentaria del Mercosur, el itinerario atraviesa el norte de la provincia de
Corrientes y la totalidad del territorio de Misiones, y está organizada en
circuitos donde cada viajero puede tomarse el tiempo que necesite para
recorrerla a su manera.
Los principales puntos de acceso
por vía aérea son Puerto Iguazú y Posadas (en Misiones) o la ciudad de
Corrientes, capital de la provincia homónima. Además, esta ruta conecta con los
atractivos turísticos de la zona, entre los que destacan las cataratas del
Iguazú, una de las nuevas siete maravillas naturales del mundo, los saltos del
Moconá, y las Misiones Jesuítico-Guaraníes, declaradas Patrimonio de la
Humanidad (en Misiones), así como con los Esteros del Iberá en la provincia de
Corrientes.
Esta auténtica experiencia
gastronómica y cultural se completa con la posibilidad de realizar cabalgatas,
mountain bike y trekking por las plantaciones, y para pasar la noche, se puede
optar por antiguos cascos de estancias yerbateras o casas de colonos en las que
además de unos mates, se puede compartir la vida típica de las familias
rurales.
Para quienes prefieren opciones
más convecionales, la zona cuenta con posadas, hoteles y fantásticos ecolodges
armónicamente integrados al entorno natural. En cuanto a las propuestas
gastronómicas, a lo largo de la Ruta del Mate hay numerosos emprendimientos en
los que se puede degustar toda la diversidad de platos, postres y bebidas que,
en esta zona, se preparan con la tradicional infusión.
Panes, quesos, helados,
alfajores, bombones, licores y cervezas son tan sólo algunos de los 200
alimentos y bebidas que combinan yerba mate con otros productos típicos de la
zona. El mate es uno de los íconos culturales de Argentina que también se
comparte -porque así es el mate- con los vecinos países del Uruguay, Paraguay y
el sur de Brasil.
Se trata de una infusión a base
de yerba mate, un árbol nativo de la selva subtropical de América del Sur,
cuyos orígenes se remontan a los pueblos originarios guaraníes. La yerba mate
está fuertemente arraigada a la cultura litoraleña no sólo por su importancia
en la economía productiva regional sino también por su historia.
Fueron los guaraníes quienes
transmitieron a los jesuitas la forma de consumir yerba mate a través de
infusiones (lo que en lengua guaraní se llamaba "Caá-Mati") y los
primeros cultivos de este árbol silvestre datan del siglo XVII, constituyéndose
en una fuente importante de recursos para las reducciones jesuítico-guaraníes.
Esta impronta fue continuada por
los inmigrantes que se establecieron en estas tierras y puede rastrearse en los
museos y sitios históricos a lo largo de la Ruta de la Yerba Mate.