DIA DE LA TRADICIÓN: "Valoración del mate en el Martín Fierro" por Javier Arguindegui “Aguará-í”

para celebrar el 10 de Noviembre el Aniversario 180 de Don José Hernández

Estimado amigo; muchas gracias a vos, por compartir. 

Hace un tiempo escribí una escueta `Valoración del mate en el Martín Fierro´, y como el 10 de Noviembre es el Aniversario (180) del nacimiento de su autor, José Hernández, te la envío para que dispongas de ella, para que la sumes, si te gusta, a la promoción de la bendita ruta de la yerba mate

Con afecto

Javier Arguindegui 


Muchas gracias Aguará-í, por compartir con la Ruta de la Yerba Mate esta “preciada valoración sobre el mate en el Martín Fierro” que la estamos enviando a los amantes del “noble mate argentino”.

Un abrazo yerbatero!

Tus amigos de la ARYM

 
Valoración del mate en el Martín Fierro.

El mate, costumbre elemental de nuestra tierra, tan ligada a hombres y mujeres de campo como a hombres y mujeres de la ciudad, no fue ajeno a las inspiradas alusiones poéticas de la gauchesca del Río de la Plata. Ascasubi, Del Campo, Hernández y Güiraldes, supieron ponderar sus virtudes. Su valoración en el bastión martinfierresco es un homenaje a la yerba mate misionera.

 
El Gaucho Martín Fierro

Cuando en libertad, al encarar la venturosa jornada de trabajo, se lo saboreaba placenteramente al amparo del amor...

 
Y sentao junto al jogón
a esperar que venga el día,
al cimarrón se prendía
hasta ponerse rechoncho,
mientras su china dormía
tapadita con su poncho.

 Cuando en cautiverio, oprimido el corazón por el desarraigo, era mercancía de cambio en “el boliche de virtú”, pulpería de fortín…

 

Y cáibamos al cantón
con los fletes aplastaos;
pero a veces medio aviaos
con plumas y algunos cueros,
que áhi nomás con el pulpero
los teníamos negociaos. 

Era un amigo del Jefe
que con un boliche estaba.
Yerba y tabaco nos daba
por la pluma de avestruz
y hasta le hacía ver la luz
al que un cuero le llevaba.

 

 La Vuelta de Martín Fierro
 
Cuando en impuesta abstinencia vuélvese, entre otras añoranzas, imprescindible como la libertad. Dice el hijo mayor de Fierro:

El mate no se permite,
no le permiten hablar,
no le permiten cantar
para aliviar su dolor,
y hasta el terrible rigor
de no dejarlo fumar.
 
“Dicen”, de manera impersonal, no verificada, que el mate fue la razón de un cruento suceso. Apeló Hernández a él para describir el carácter irascible de Vizcacha con una exagerada reacción impropia ante la levedad de la ofensa. Habla el segundo hijo de Fierro:

Cuando mozo fue casao,
aunque yo lo desconfío;
y decía un amigo mío
que de arrebato y malo,
mató a su mujer de un palo
porque le dio un mate frío.
 
De naturaleza matófila sabía Vizcacha hacer oídos sordos a las manos que piden un cimarrón fogonero:
 
Y qué costumbre tenía
cuando en el jogón estaba!
Con el mate se agarraba
estando los piones juntos.
Yo tallo, decía y apunto,
y a ninguno convidaba.

 
Cuando el mate es elixir de magias y amoríos forzados, pócima de Cupido que embosca al incauto en el dulzor de la cebada... Dice Picardía, hijo de Cruz:


Me puse al contar mis penas,
más colorao que un tomate,
y se me añudó el gaznate
cuando dijo el ermitaño:
“Hermano, le han hecho daño,
y se lo han hecho en un mate.
 

la temperatura del agua puede ser inmejorable motivo... para los dichos pendencieros, y al elevarla, dicen los ñatos su tormentosa amenaza ...

 
Una tarde que me hallaba
de visita... vino el Ñato;
y para darle un mal rato
dije juerte: “Ña... To-ribia,
”No cebe con el agua tibia.”
Y me la entendió el mulato.
 
Era él todo en el juzgao,
y como que se achocó,
ahí nomás me contestó:
“cuanto el caso se presiente
te he de hacer tomar caliente
y has de saber quien soy yo.

 
Ávida de yerbas, bombilla y caricias entre conversaciones y miradas, sabe la calabaza su destino cuando van abriéndole la boca... Dice el Moreno en la Payada:
 
Yo no soy cantor ladino
y mi habilidá es muy poca;
más cuando cantar me toca,
me defiendo en el combate;
porque soy como los mates:
sirvo si me abren la boca.
 
El mate dirá siempre lo suyo tomando prestada las voces de los tomadores y el manso sosiego del cebador...