Puerto Iguazú suma al espectáculo natural del agua y los miles de colores de la selva misionera y una ruta de la yerba mate para conocer todos sus secretos . De arriba, de abajo, desde todos los costados: cuesta dar con las palabras precisas para definir la sensación. Sabemos que en las cataratas de Iguazú caen un millón y medio de litros de agua por segundo , tenemos el dato de la medición, y no podemos dejar de ver el ritmo constante de las cataratas y sentir cada gota de esos litros. Nos empapamos mientras caminamos por las pasarelas en un regodeo selvático : sus olores, el sudor corporal, la humedad, el aire verde. Y ese millón y medio de litros de agua cayendo cada segundo, que forma una bruma neblinosa al chocar contra las piedras. Nubes que deambulan parsimoniosas formando altas cortinas, como lentas constelaciones de enormes fantasmas. EN BOTE HASTA CATARATAS DE IGUAZÚ Al avanzar más y más hacia cada boca de las Cataratas, las vistas se vuelven cada vez más espectaculares, ya
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