El mate es uno de nuestros íconos culturales…. típica
costumbre nacional. Porque lo tomamos mucho, sin darnos cuenta de lo poco que
sabemos de él.
Por suerte, esto se soluciona en la Ruta de la Yerba
mate, llena de encanto guaraní.
Publicación
oficial del Ministerio de Turismo - Presidencia de la Nación
La producción de nuestro “oro
verde” se puede conocer desde las plantaciones hasta la cosecha. Degustar un
buen mate o un tereré y gastronomía basada en este ingrediente junto a familias
rurales es tan enriquecedor como sabroso.
El mate es uno de nuestros íconos
culturales, y a los paisajes verdes y los pueblos amigables de Misiones se
remontan los orígenes de esa típica costumbre nacional. Porque lo tomamos
mucho, sin darnos cuenta de lo poco que sabemos de él. Por suerte, esto se
soluciona en la Ruta de la Yerba mate, llena de encanto guaraní.
Desde allí empieza el
recorrido en la ciudad de Apóstoles, que creció con el esfuerzo de polacos y
ucranianos llegados a fines del siglo XIX. Aquí se invita a los visitantes a La
Cachuera, donde participar del proceso de elaboración de la yerba y descubrir
la historia del mentor del establecimiento, Juan Szychowski, cuyos inventos
maravillan: hizo una máquina envasadora y una represa en el arroyo Chimiray, a
fines de la década del 20, para mover con la fuerza del agua un molino de arroz
y maíz.
Desde allí la ruta conduce a
casas en las que apreciar el proceso de producción desde las extensas
plantaciones hasta la cosecha, el secado, la molienda y el envasado de ese
paquete final que solemos abrir en nuestros hogares. También se aprende a catar
diferentes tipos de yerbas, se descubren más propiedades energizantes de las
que muchos le adjudican y se conoce en detalle la “ceremonia del mate”, que a
veces se olvida en el vaivén de la rutina. ¡Y es Misiones! Así que hay que
probar la infusión como dios manda, nada de mates modernos. Las rondas corren
en porongo o calabaza larga y de boca ancha, caliente si hace frío y en su
versión helada, tereré, si el calor agobia.
Eso no es todo en el recorrido,
también se degustan platos, postres y bebidas preparados en base a yerba mate
y, entre ronda y ronda de sabores, se emprenden cabalgatas y caminatas por las
plantaciones, para sentir el perfume de la yerba fresca y tocar las hojas que
crecen bajo el sol. Ya de noche, ir a descansar al casco antiguo de una
estancia o a la casa de algún colono dispuesto a compartir las costumbres de
las familias rurales corona el viaje. Entonces sí se duerme tranquilamente,
habiendo conocido las singularidades del “oro verde”, que forma parte de
nuestra identidad.
A Misiones se llega en avión al
aeropuerto Cataratas del Iguazú o al Libertador General de San Martín, en
ómnibus o en auto, por la Ruta 105.