ARYM: Apoya el Karate y Deporte en general junto al MATE ARGENTINO

Invitamos a leer una de las notas, que con más satisfacción, colaboramos, para que salga a la luz.
Es la historia viviente, de tal vez “uno de los más grandes maestros del Karate y del arte de trasmitir, valores y principios a los niños, en la práctica cotidiana, de este sano deporte”.
SENSEI, RAMÓN DELGADO:
La Asociación Ruta de la Yerba Mate, aplaude de pie, su hidalguía y ejemplo de vida y le dice: “ESTAREMOS PRESENTES EN EL CAMPEONATO NACIONAL DE KARATE EN HONOR AL FUNDADOR DEL KARATE y A LA GENTE COMO USTED QUE HIZO POSIBLE QUE ESTA DISCIPLINA SE PRACTIQUE EN MISIONES”.
…. Gracias por confiar en nosotros.. sabemos que la Copa Itaya, hace casi 30 años no se realiza en Misiones.. y ahí estaremos con el Karate y los deportistas argentinos…
…. Gracias por los principios impartidos y por la práctica de cada día, que nos ayuda a superarnos, a respetar a los demás y a abstenernos de procederes violentos, ante tanta maldad, avaricia, falta de respeto y corrupción que existe en esta sociedad. OSS!

LA MISIONES QUE VIENE | RAMÓN DELGADO. SENSEI DE KARATE ESTILO SHOTOKAN
‘‘Hay que buscar la forma de que los chicos aprendan a escuchar; no oír, escuchar”

El sensei de karate Ramón Delgado cumplió 40 años en la práctica del deporte en Posadas. Valora la disciplina para inculcar, la capacidad de concentración y atención
Lunes 20 de mayo de 2013 | El Territorio

Ramón Delgado. | Sensei de karate estilo Shotokan | Foto: Marcos Otaño
POSADAS.  El sensei Ramón Delgado cumplió 40 años en la práctica del karate en Posadas. En una entrevista relajada luego de una de sus clases en el club Capri (donde enseña desde hace unos ocho años), y tereré de por medio por el caluroso día, explicó cómo el deporte sirve para desarrollar la capacidad de concentración y atención de los chicos. A través de su experiencia como deportista, aconseja a los padres que permitan que los chicos practiquen el deporte que más les guste hacer y no los obliguen a “perder el tiempo” con otros deportes que crean mejores.
Recordó cómo en la actualidad, a diferencia de su comienzo con el karate, hay más oportunidades de practicar deportes en el interior del país. Y también cómo la televisión, películas y dibujos animados dificultan el aprendizaje y la atención de las generaciones futuras. Lo que puede ser subsanado con la práctica deportiva.
¿Cómo empezó su relación con el karate?
Yo empecé en el año 1973, como en esos tiempos no había artes marciales como ahora; en primer lugar estaba el judo, con el sensei Matsumura que también enseñó por más 40 años. Ahí yo empecé a mirar el arte marcial que era el judo y me habían contado que se hacía karate, pero que el instructor Josué Acosta no vivía acá, venía de una colonia japonesa. Y como había un grupo de muchachos que estaba interesado en esa disciplina se contactaron con el sensei Acosta, él venía a enseñar una vez a la semana. Enseñaba en el gimnasio del sensei Matsumura por Rivadavia.
Se me antojó con mi cuñado ir porque queríamos hacer judo o “ese karate” que nadie conocía. Subimos al gimnasio y vimos a un practicante que caía y se revolcaba y enfrente había chicos sentados. Y dije eso ‘yo quiero hacer, voy a hacer karate’.
En ese entonces tenía 21 años y ya estaba casado. Así empezamos a practicar karate con mi cuñado, él tenía como profesión joyero, tenía que cuidar sus manos,  y como por ese entonces las clases eran muy severas terminó abandonando. Yo seguí con el karate, y el profesor ya venía más frecuentemente, tres veces a la semana.

¿Qué era lo que más le atraía del karate?

Los movimientos que hacían pero sobre todo la disciplina que se impartía, en ese tiempo no se enseñaba a niños ni a mujeres, solamente a hombres. La disciplina era muy dura, exigía mucho así que el que lo practicaba realmente le tenía que gustar, para seguir. Y a veces quedaban atrás los flojitos.
Yo cuando era chico quería ser militar y la disciplina era muy parecida porque en ese tiempo se enseñaba como arte marcial y ahora eso cambio, se lo ve como más deportivo. No obstante no hay que perder esa esencia de cómo era antes, por lo menos la disciplina que es muy buena.
Yo estoy muy agradecido al karate, a través de la disciplina conocí todas las provincias argentinas, los países limítrofes; y yo antes no tenía ni posibilidad de irme hasta Candelaria (se le escapa una sonrisa). Pero nos juntábamos con los compañeros y nos decíamos que de alguna forma íbamos a llegar a competir, nadie nos ayudaba, pero íbamos.
¿Usted a qué se dedicaba por ese entonces?
Siempre me dediqué desde mi juventud a los 14 o 15 años a reparar autos, haciendo chapa y pintura. Aprendí el oficio en Buenos Aires y me vine para acá. Anteriormente cuando estaba acá, practicaba danzas folclóricas, para cantar y bailar. Después me fui un tiempo a Buenos Aires y dejé todo eso, jugaba muy bien al fútbol; de chico jugaba en Guaraní (Antonio Franco). Después dejé el fútbol y empecé con el karate, no me arrepiento, es un deporte sano y también sirve como forma de vida.
Como me decía mi instructor, karate no es sólo competencia, el karate tiene muchas ramas , lo comparo con un arbolito, karate es así, nunca se termina y también nunca se termina de aprender. Y eso es el karate para mí “una filosofía y un estilo de vida”.
Sobre todo lo fundamental son los chicos. Mi sensei en Buenos Aires decía que los chicos eran el futuro y había que cuidarlos. Comparaba con las plantitas que recién empezaban a crecer, a nosotros siempre nos hablaba así. Él es el Director de la Confederación Argentina de Karate y mi sensei era el señor Josué Acosta, el hermano de Atilio Acosta, nosotros venimos de ellos.
¿Hasta qué cinturón llegó con su primer sensei?
Yo llegué hasta violeta , a medio camino hacia el cinturón negro. Cuando yo tuve el cinturón violeta, mi sensei me dijo que ya podía enseñar a otros, pero con su supervisión. En ese entonces comencé a dar clases en el Club Sarmiento. Después tuvimos la desgracia de que nuestro sensei se fue de Misiones a vivir a San Pablo, Brasil, y quedamos un grupo chico de seguidores del karate que teníamos cinturón marrón. Cada uno tenía su actividad, su trabajo, sus responsabilidades y no podíamos dedicarnos de lleno al karate. Y tampoco no podíamos ser todos caciques, tenía que haber un líder. Entonces llegó Atilio Acosta, que vino de Buenos Aires y ya practicábamos juntos. Y él quedó como líder, él podía viajar a Buenos Aires ya que antes todo se concentraba en Buenos Aires.
No era como ahora que se recorre las provincias y como por ejemplo, se va a hacer en junio en Posadas el Torneo Itaya. El torneo (que se realizará el 22 de junio  en el Polideportivo El Zaimán de Posadas) se hace en honor al primer maestro que fue el que trajo el karate a la Argentina y se llamaba Itaya, en memoria del sensei Itaya, se realiza este torneo de clubes o provincias.
¿El cinturón negro lo obtuvo en Posadas?
No, a mí ya me faltaba poco para rendir el cinturón negro y se rendía únicamente en Buenos Aires para danes (el cinturón negro es el primer Dan). Antes no se podía rendir en las provincias para danes, ahora sí, antes se rendía una vez por año y ahora dos veces al año. A mí el primer examen para cinturón negro me llevó 7 años, antes no se rendía todos los años sino cuando uno realmente estaba preparado para rendir. Y ahora tengo tercer Dan, estamos avalados por la JKA (la Asociación Japonesa de Karate). Los certificados vienen de Japón, ya no son a nivel nacional.
Por esa parte tenemos la posibilidad de ir a otros países y poder enseñar , porque estamos avalados por la JKA.
¿El examen lo toman desde determinado Dan? 
El tercer Dan ya se toma con un evaluador de Japón. Es lo mismo que acá, sólo que más exigente tanto física como mentalmente. En Japón hay maestros muy buenos, con sólo mirar a quién rinde ya saben si practicó o no.
Del primero al segundo uno se prepara , en el tercero uno ya tiene el conocimiento de todo.
¿Cuándo llegó al tercer Dan?
Fue en el 2010. Se rinde con consignas e instrucciones en idioma japónes, ya llegando al cinturón marrón se tiene que tener alguna idea del japonés. Hace muchos años llegué a estudiar el idioma con una profesora, pero también tuvimos la mala suerte que se volvió a Japón.
¿Cómo ve la formación de los chicos con el karate?
Nosotros aceptamos chicos desde los cinco años, para arriba. Pero son los chicos los que demuestran interés, a ellos no hay que presionarlos mucho, porque sino se aburren y se van. Los chicos de siete años ya empiezan a entender mejor y a partir de los 8 años ya se les puede exigir un poquito más.
En cuanto a la disciplina, ¿cuesta un poco más con las nuevas generaciones, que las de un tiempo atrás?
Sí cuesta más, cada vez es un poco peor, pero hay que buscar la forma de que ellos aprendan a escuchar; no oír, escuchar. Oír sabemos, pero escuchar es mejor. Tratar de inculcarle el respeto y la concentración. Que los chicos entiendan , ellos se distraen fácil. Entonces hay que ejercitar la concentración.
Por ejemplo nosotros tenemos en el idioma japonés la palabra “Ioy” que significa atención, “ayemed” es comience, iamed es deje , “naoted” es relájense. Aprenden desde chico estas palabras y las enseñanzas de no repetir lo que hacen en clase con sus amiguitos o con sus hermanos más chicos. Se practica acá en clase, en la calle no. 

¿Se forma mucho el carácter de una persona a través del karate?

Sí es correcto. Lo que aclaro a los chicos es que cada cosa tiene su lugar y su tiempo. Este deporte requiere de mucha atención y se aprende. No es como otros donde se aprende a través del juego, acá tenemos que practicar y también, después, en algún momento hay tiempo para los juegos, eso les digo siempre a los chicos.
En Japón cuando un chico practica,  primero es la disciplina y después práctica. Cuando tenga buen conocimiento de la disciplina después recién podrá ir a la práctica. Eso para los chicos es muy bueno. Tiene mucho sentido, hay chicos que vienen y traen ideas sobre el karate que ven desde la tele.
En mi tiempo no había dibujos y muy pocas películas de karate. Por ejemplo, ahora mi nietito me pregunta cómo saltar por arriba y volar (sonrisa). Y ahí le explico que eso no se hace con el karate, y le pido a mi hijo que también es cinturón negro, que le explique que no es lo mismo el karate que los dibujos de las tortugas ninjas.
Pero a mí me dice sensei, porque lo aprendió de las tortugas ninjas. Y hay chicos que quieren practicar para volar. Yo les explico que así como cuando se construye un edificio, si la base está mal hecha, les pregunto ¿con ese edificio qué pasará? Los chicos me contestan que se va a caer, y ahí les respondo que lo mismo nos pasa a nosotros cuando practicamos,  tenemos que enfocarnos, tener una buena base y no estar tratando de volar.
¿Se debe practicar siempre el karate?
Los estudiantes y profesores no deben dejar de practicar nunca, porque pierden el estilo y las formas. Y esas formas que pierden le trasmiten mal al alumno. Por eso yo, hasta el día que me muera voy a practicar. Hay un dicho japonés que dice que el cuerpo humano está diseñado para estar en  permanente movimiento, si uno para, se deteriora. Y es así, ahora que tengo 61 años sé que es así.
¿Qué consejo puede darle a los padres que están en distintos puntos de la provincia, para que sus hijos se acerquen a los deportes?
Yo no les digo a los chicos “vení a karate”, sino ya que tienen tiempo practiquen todo lo puedan y aquel deporte que más les guste, ése elíjanlo. El chico que practica el deporte que ama va a ser útil, pero aquel que practica por obligación no llega a nada, y pierde el tiempo, pierde mucho tiempo.
Yo tengo acá en el club a alumnitos que hacen todos los deportes, fútbol, tenis, y llegan sucios y cansados. Tienen 5 años y transpiran tierra colorada, pero a ellos les gusta venir. Lo que les puedo decir a los padres, es que lo mejor que hay es mandarlos a los chicos a hacer algún deporte. Me preguntan a veces también por las artes marciales ¿cuál es la mejor? Y la mejor es la que al alumno más le guste practicarla. No hay una mejor que otra. El que se dedica con amor y corazón, ese sirve. Es sencillo.
El perfil
• Ramón Delgado
Tiene 61 años
Nació en Corrientes, pero luego de cumplir 1 año, llegó a vivir a Posadas.
Practica karate desde hace 40 años en Posadas, cuando la disciplina se empezaba a conocer.
Comenzó a enseñar el estilo Shotokan hace 37 años aproximadamente.
Es Tercer Dan de la escuela Shotokan.
Casado, con cinco hijos y
cuatro nietos: tres varones y una nena.
Por Víctor Piris