-Informe
especial diario Clarín: por Grisel Isaac-
Domingo 26/2/17
Edición impresa |Todo Viajes|Destinos|Argentina
Edición impresa |Todo Viajes|Destinos|Argentina
Productores, hoteles, restaurantes y otros
emprendimientos se unen en una serie de circuitos con eje en la yerba mate. La
excusa perfecta para recorrer los paisajes e historia de Corrientes y Misiones.
Ruta de la Yerba Mate (Getty Images)
Misiones | Corrientes | Cataratas del Iguazú | Esteros del Iberá
Si hay una foto que
hemos visto y/o posteado en Instagram (o Facebook, o Twitter o algún grupo de
Whatsapp...) bajo la temática “vacaciones”, seguramente la de un mate en primer
plano con la playa, las montañas, el pasto verde o un horizonte urbano en un
fondo más o menos difuso estuvo entre ellas. El mate, esa infusión nacional que
nos define (y que también es costumbre en países de la región como Uruguay, Paraguay o
el sur de Brasil), suele estar ahí, en nuestras postales y
recuerdos de rondas de amigos, familia, vacaciones: acompaña un atardecer entre
sierras y arroyitos; resulta el sostén indispensable para sortear
victoriosamente un día de playa ventoso y nos ayuda a generar confianza o
curiosidad ajena en los viajes por el mundo. Es algo así como un sello de
identidad que exportamos cada vez que salimos a la ruta o aterrizamos en
tierras lejanas.
Un mate en los Esteros del Iberá, Corrientes (ARYM)
Su fama no es puro
cuento y los números resultan contundentes. Según estadísticas del Instituto
Nacional de la Yerba Mate, en la Argentina se consumen unos 100 litros anuales
por cabeza de mate, contra 50 de gaseosa, 34 de cerveza, 30 de vino. Y por si esto
fuera poco, cada año se consumen casi 7 kilos de yerba mate por persona, contra
0,9 de café y 0,16 de té. Más números: en el país hay 200.000 hectáreas
sembradas con esta planta, 17.000 productores, 210 secaderos y 110 molinos.
Hasta la cantante
Madonna declaró en algún momento que toma bebidas a base de yerba mate antes de
cada show por sus cualidades energizantes.
El papa Francisco toma un mate en el Vaticano (AFP PHOTO / ALBERTO
PIZZOLI)
Y admitamos que ver
al actor Viggo Mortensen o al papa Francisco con un mate en la mano ayuda a la
difusión, tanto como que Meg Ryan, Gwyneth Paltrow o Matt Dillon salgan en
alguna entrevista diciendo que son fans del mate.
Se hace camino
Si hay algo que este
ícono comparte con, por ejemplo, el vino argentino, es que desde hace unos años
tiene su ruta. Y así como están los Caminos del Vino, la Ruta de la Yerba Mate
se dibuja a través de numerosos circuitos entre las provincias de Corrientesy Misiones,
donde se cultiva y elabora este producto, y donde a través de la yerba mate se
puede construir un itinerario que combina paisajes de alto impacto (como la
Cataratas del Iguazú, los Saltos del Moconá o los Esteros del Iberá);
tradiciones arraigadas en cada uno de los pueblos; e historia, claro, desde las
misiones jesuíticas hasta los relatos de los inmigrantes.
Los increíbles Saltos del Moconá, Misiones.
Bajo el lema “El
camino que une a los pueblos”, desde 2008 la Asociación Ruta de la Yerba Mate
trabaja en la organización y difusión de circuitos e invita a dar un paso más:
ya tomaste mate, ahora es tiempo de adentrarse en la historia y los orígenes de
esta infusión, en el proceso de elaboración y hasta darse la oportunidad de
saborear los usos “taquilleros”: ¿probaste el helado de yerba mate? ¿y la pizza
de yerba mate?
“El mate es uno de
los principales íconos de carácter
histórico-cultural-productivo-industrial-turístico y gastronómico de la
Argentina”, dice Alejandro Gruber, presidente de ARYM y señala que, actualmente,
la Ruta reúne a 250 emprendimientos, pero suma socios de otras provincias que
ayudan a la difusión de la yerba mate y sorprenden con usos diferentes,
innovadores. Como Araí en Santa Fe, La Matera en Costa del Este (en la Costa
Atlántica), Yerbaité en La Plata, Zion en Rosario o el Museo del Mate en Tigre,
por nombrar algunos.
Museo del mate en Tigre (Lucía Merle).
La columna vertebral
de esta ruta -considerada “Marca País”, “Marca Argentina” y “Principal ruta
alimentaria del Mercosur”, entre otros reconocimientos- está constituida, sin
dudas, por los establecimientos yerbateros. Los productores muestran sus plantaciones
y explican el trabajo de cosecha a los visitantes; las agroindustrias abren las
puertas para mostrar el proceso industrial de la yerba. Si bien suelen tener
las puertas abiertas a las visitas, conviene consultar antes de iniciar el
recorrido.
Podés viajar a los
Esteros del Iberá, paseás en bote para ver yacarés, lobitos de río o garzas, te
entusiasmás con una cata de mate, te alojás en alguna de las posadas de esta
zona de Corrientes y visitás alguno de los establecimientos yerbateros cercanos
como la Cooperativa Liebig o La Cachuera.
Laguna Fernández, en los Esteros del Iberá. Y un buen mate al atardecer
(ARYM).
O, en el norte, te
acercás a Las Marías -no es parte oficial de la ARYM, pero es uno de los
imperdibles en un recorrido temático centrado en la yerba- y conocés el vivero,
los campos cultivados, la planta envasadora, el laboratorio de control y
también la historia del lugar, que comenzó a principios del siglo XX con las
primeras plantaciones de la familia Navajas.
Si, en cambio, estás
en la Cataratas, podés conocer Andresito, a 70 kilómetros.
Muchos de estos
productores están unidos por una historia común de inmigrantes - colonos
emprendedores. Como la Cooperativa Agrícola de la Colonia Liebig en Corrientes,
fundada en 1926, o la yerba mate Aguantadora, desde 1930 y con base en
Montecarlo, Misiones (ambas ofrecen museo).
El trabajo en las plantaciones (ARYM)
O Mate Rojo -de
Molinos La Misión- que comenzó como un emprendimiento personal de Don Juan
Eladio Stepaniuk, hijo de inmigrantes ucranianos llegados al país a principios
del siglo XX. “Con el apoyo de su familia, y muy especialmente de su madre Doña
Nina Solovej de Stepaniuk, quien siempre supo inculcarle el amor por la tierra
y el trabajo, Don Juan tuvo sus primeras plantaciones de yerba mate en Oberá,
Misiones”, explican en la empresa y agregan: “Años más tarde construyó el
secadero y luego el molino”.
Planta de yerba mate (ARYM)
En La Cachuera -
Amanda, el relato parece ir por un carril similar: la empresa fue iniciada por
Juan Szychowski, inmigrante polaco. Junto a su familia se establecieron en la
colonia de Apóstoles alrededor del 1900. En 1997 inauguraron el Museo Histórico
Juan Szychowski, con fotos y herramientas de trabajo que ofician de testigos de
la historia de la región.
Un camión traslada yerba entre rutas selváticas (ARYM)
Kraus (Colonia Santo
Domingo Savio, San Ignacio, Misiones) produce yerba orgánica y empieza su
relato en 1894. Propone “una mirada múltiple sobre la experiencia de la cultura
productiva de la yerba unida al patrimonio natural y cultural que la nutre”:
ofrece visitas guiadas, cabalgatas, caminatas, paseos en canoa y degustaciones.
Las fotos en blanco y
negro se reproducen también en Piporé, que tiene su museo (Santo Pipó, Misiones)
y Don Germán (Alem, Misiones).
Turismo rural
En la Ruta hay
también un sector gastronómico que engloba a los bares y restaurantes que
participan con su “Menú de la Yerba Mate” o sus tragos preparados sobre la base
de esta planta.
Postre Caayucari, del restaurante Aqua Iguazpu, Cataratas) ARYM
Y un sector cultural
con negocios temáticos, casas de regionales y galerías de arte que ofrecen
productos que representan la cultura yerbatera; alojamientos, empresas de
transporte y empresas de viajes y turismo.
Un mate en el hotel Puerto Valle, Esteros del Iberá
Por ejemplo, en
Posadas está La Casona Aromas Café & Yerba Mate, ubicada en un edificio
-patrimonio histórico provincial- de la Asociación Rural Yerbatera Argentina y
donde también tiene su sede la Asociación Ruta de la Yerba Mate. En La Casona,
además de tomar un café, se ofrecen diversos productos yerbateros.
La Casona, Posadas, Misiones (ARYM)
También en Posadas
está la Galería del Mate, un local que comercializa más de 250 marcas de yerba
y artesanías, y Tarde o Temprano, un lugar que se define como “mate bar, café u
objetos adorables”, que ofrece degustación de mate, mate cocido y tereré,
alfajores, scones y hasta frappé de yerba mate.
La variedad de
emprendimientos aunados en esta ruta es muy variada. Aquí están el paseo
cultural La Aripuca, en Iguazú, un complejo agro-eco-turístico familiar que
busca difundir la cultura y creencias de la región; el parque temático
Biocentro Iguazú; el museo Alberto Roth de Roapipó, también en Misiones; las
Termas de la Selva en Oberá; o el Campo Don Ladislao, a tres kilómetros del
centro de Apóstoles, que ofrece una experiencia de turismo rural como parte de
la ruta temática.
Paseo La Aripuca, en Iguazú, Misiones.
Había una vez...
“En torno al
fogón, casi apagado, concluía de matear la peonada y ligué tres amargos que me
despertaron un tanto”, escribe Ricardo Güiraldes en Don Segundo Sombra, una
muestra de las costumbres del gaucho y su relación con el mate.
Para hablar de los
orígenes de este circuito productivo, tenemos que volver nuestros pasos hacia
los tiempos de las misiones jesuíticas. Dicen que los primeros cultivos de este
árbol datan del siglo XVII. Los guaraníes transmitieron a los jesuitas cómo
consumir yerba mate a través de infusiones -caá-mati en guaraní-,
explicando sus propiedades energizantes y revitalizadoras para el cuerpo.
Las ruinas jesuíticas de San Ignacio Miní sorprenden en medio del
intenso verde de la selva misionera.
En 1645 se aprueba la
Ruta de Comercialización de la Yerba Mate para la Compañía de Jesús, que
permitió la libre circulación y el intercambio de este “oro verde”. Incluso,
los primeros libros en la misión de Loreto fueron confeccionados con tinta
color verde oscuro, de yerba mate.
Un mate, entre las piedras de los vestigios de la misiones jesuíticas
(ARYM)
Años más tarde, los
colonos inmigrantes continuaron con esta impronta que puede rastrearse en los
museos y sitios históricos a lo largo de la ruta y en los mismos
establecimientos yerbateros.
“Los circuitos que
publicamos en www.rutadelayerbamate.org.ar son sugerencias para que la gente
organice su viaje o, a partir de eso, consulte a los operadores de la ARYM.
Cuando recibimos las consultas -unas 40 mil por mes- pasamos propuestas a
medida sobre la base de lo que pide cada uno y también los conectamos con los
operadores de turismo de la ruta para que puedan ofrecer sus propuestas”,
explica Gruber. Las consultas y los visitantes suman cada vez más. La Ruta de
la Yerba Mate crece y sostiene una costumbre que cala hondo en el corazón.
Dónde informarse:
www.rutadelayerbamate.org.ar