La Nación: Misiones. "Yerba mate en la tierra colorada"

Además de las cataratas y la vegetación exuberante, también son un atractivo las plantaciones del cultivo típico local
Plantaciones de yerba mate para conocer en las rutas misioneras

Hay varios monumentos al mate a lo largo y ancho del Litoral. Entre todos ellos, el de Apóstoles pasaría desapercibido por su sencillez si no estuviera emplazado en la Capital Nacional del Mate. Se levanta sobre una de las plazoletas centrales del principal bulevar de esta pequeña ciudad del sur de Misiones.

Resulta un buen punto de partida para empezar a recorrer lo que una asociación civil promueve como la Ruta de la Yerba Mate. El paseo puede continuar por el único museo dedicado al oro verde, como lo llamaron los promotores de ese cultivo a principios del siglo XX para atraer a colonos y obreros. Es fácil de ubicar, por el gran arco de la fachada, pero también por una llamativa muestra de arte topiario (una representación de un mate con su bombilla). El museo lleva el nombre de Juan Szychowski, hijo de inmigrantes polacos, como los hubo de a miles en esa parte del país, donde los jesuitas habían iniciado una reducción durante el siglo XVII.


El museo está cerrado hasta nueva orden, pero en tiempos pospandemia se podrá volver a darles una mirada a las piezas exhibidas (entre ellas una de las primeras envasadoras de yerba), ver un video y hacer algunas compras en la boutique. Es uno de los tantos lugares de la Ruta donde es posible acercarse al proceso productivo de la yerba.

Pero gran parte del atractivo de la Ruta es en realidad el paisaje. El tramo más concurrido es naturalmente la Ruta Nacional 12, entre Posadas y Puerto Iguazú, donde dominan el panorama el rojo de la laterita en los suelos y los intensos verdes de las plantaciones de té y mate, entre bolsones residuales de bosque subtropical. Los carros polacos son cada vez menos frecuentes, aunque no es imposible cruzarse con algunos. Siguen transportando gente y cosechas, tirados por dos bueyes, como en los tiempos de los pioneros a fines del siglo XIX. La Ruta 12 es sobre todo un subibaja que no termina hasta llegar a destino y convertirse en una calle de Puerto Iguazú.

Ruinas, saltos y hasta queso raclette
Entre las plantaciones y los camiones que llevan la carga de yerba hay muchos otros atractivos a lo largo del camino: desde ruinas jesuíticas (empezando por las de San Ignacio) hasta lugares culturales (como la casa de Horacio Quiroga) y curiosidades de todo tipo (un acuario en Montecarlo, yacimientos de piedras semipreciosas en la región de Wanda) y, por supuesto, bellezas naturales. La Ruta de la Yerba Mate puede empalmar con la de los Saltos, que cruza Misiones del Paraná al Uruguay. Empieza con el Salto Yasy cerca de Puerto Libertad, y termina en los del Moconá luego de haber pasado por el impresionante Salto Encantado, que tiene una caída de agua de más de 60 metros en medio de la jungla.

Otro gran atractivo de la Ruta de la Yerba Mate es su gastronomía. Los establecimientos que participan en su promoción dicen totalizar más de 200 alimentos y bebidas regionales elaborados a base de yerba. Se consiguen en los establecimientos y negocios de las principales localidades. Varios de los restaurantes proponen un Menú de la Yerba Mate con entradas, platos, postres y bebidas con y sin alcohol, todos ellos con el mate como ingrediente estrella.

Pero no solo de teofilina vive el turista, y luego de pasar Jardín América en dirección al norte, vale la pena desviarse y adentrarse en el interior de las cuchillas misioneras por una pequeña ruta local hasta el pueblo de Ruiz de Montoya.

Plantación de yerba mate, típico del Litoral-Celine Frers

Un instituto de enseñanza agropecuaria y mecánica fundado por la Iglesia Evangélica Suiza vende parte de la producción de sus alumnos a los locales y a los turistas de paso. Es donde se produce el mejor queso raclette de América Latina, presentado en grandes hormas idénticas a las que preparan los pastores en los lejanos Alpes. Todo se debe a la importante ola migratoria que llegó desde la Confederación Helvética durante la primera parte del siglo XX. La historiadora misionera Cecilia Gallero precisa que “los pioneros de la yerba mate y su industrialización fueron mayoritariamente suizos”. Si las colonias helvéticas de Santo Pipó y Oro Verde fracasaron como tales (aunque cuentan todavía con importantes comunidades de descendientes de aquellos colonos), Ruiz de Montoya terminó por conservar el alma suiza dentro de la Ruta de la Yerba Mate. El lugar ideal para reivindicar el aporte decisivo de esta nación a la expansión y el cultivo del mate, opacado a veces por colonias más visibles como las eslavas afianzadas en Apóstoles.

Además de la yerba, el té misionero tiene su tradición. Hay varios lugares donde se puede degustar y aprender sobre el cultivo; AkashaTea Argentina, en Leandro N. Alem; Doña Irma Casa de Té, en Campo Viera (con tés artesanales que provienen de una plantación de más de 80 años).

Por Pierre Dumas - Diario La Nación